
La 67ª edición de los Grammy dejó triunfos históricos y controversias que dominaron la conversación en redes. Shakira brilló con su actuación de Ojos Así y su éxito con Bizarrap, llevándose el premio a Mejor Álbum de Pop Latino. Su discurso fue un homenaje a la comunidad latina, pero un comentario de Trevor Noah sobre Colombia desató críticas y acusaciones de racismo en redes.
Taylor Swift llegó como una de las favoritas con The Tortured Poets Department, pero se fue con las manos vacías, sorprendiendo a sus seguidores. Su presencia en la ceremonia no pasó desapercibida, ya que fue la encargada de entregar el premio a Mejor Álbum Country a Beyoncé, un momento que generó ovaciones y debate entre los fanáticos de ambas artistas. Además, su legión de seguidores, los Swifties, no tardó en convertirla en tendencia, exigiendo justicia por su falta de premios. Por otro lado, Chappell Roan se llevó el reconocimiento a Mejor Artista Nuevo, consolidando su ascenso en la industria y ganándose aún más la admiración del público.
Beyoncé se llevó por fin el tan esperado Álbum del Año con Cowboy Carter, pero su victoria no tardó en dividir opiniones. Mientras unos celebraban que hiciera historia en el country, otros cuestionaron si su disco realmente pertenecía al género. Su reacción de sorpresa en el escenario se convirtió en meme, y aunque su impacto es innegable, la polémica sobre los límites de la industria y la apropiación cultural sigue creciendo.
Pero si alguien se robó la noche por motivos ajenos a la música, fue Kanye West. Su llegada junto a Bianca Censori incendió las redes, no por su nominación, sino por el vestido transparente de su esposa, que dejó poco a la imaginación. Los rumores sobre su expulsión del evento generaron aún más revuelo, aunque después se confirmó que se retiraron por decisión propia. Aun así, la escena quedó grabada en la historia de los Grammy como otro capítulo de la interminable controversia de West.
Los Grammy 2025 no solo premiaron talento, sino que evidenciaron cómo la música es solo una parte del espectáculo. Entre aplausos y críticas, esta edición reafirmó que el verdadero poder de los artistas está en la conversación que generan.
