
El palenque de la Feria del Caballo en Texcoco se convirtió en zona de guerra la noche del viernes, cuando el cantante sonorense Luis R. Conríquez decidió obedecer al gobierno del Estado de México y se negó a cantar sus famosos corridos bélicos, encendiendo la furia de los asistentes.
“Es la primera vez que estoy en un palenque sin cantar corridos… nos acomodamos o nos enfiestamos o me voy pa’ la casa, mejor. Ahorita me voy”, soltó Conríquez ante el micrófono. Y se fue. El público respondió con gritos, abucheos, botellazos y la destrucción del escenario. Todo porque no cantó lo que todos fueron a escuchar: corridos pesados.
La prohibición estatal tiene como objetivo frenar la apología al crimen organizado, justo cuando voces extranjeras como la de Donald Trump insisten en calificar a los cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas”. ¿Será que ahora también se considera terrorismo cantar música regional?
El incidente abre un nuevo debate: ¿Usted qué opina?: ¿Los corridos son parte de nuestra cultura o deben ser silenciados? Si uno paga su boleto, ¿no tiene derecho a escuchar lo que quiere?
¿O ya de plano el gobierno baila al ritmo que le marcan los gringos cuando truenan los dedos?
El silencio también es censura… y Texcoco lo gritó anoche a todo pulmón.