
El 11 de febrero en Tultitlán, Estado de México, Lucio “N”, de 18 años, fue captado en video abandonando a su hijo recién nacido en plena calle. El bebé, aún con la placenta, fue dejado en una bolsa de plástico hasta que vecinos lo encontraron y alertaron a las autoridades. Milagrosamente, el menor sobrevivió y fue trasladado a un hospital, donde permanece estable. ¿Cuántos otros casos como este no llegan a ser documentados?
Diana “N”, de 21 años y madre del bebé, habría dado a luz en el baño de una pastelería tras ingerir pastillas abortivas. En mensajes de texto, quedó evidenciado que ambos acordaron deshacerse del bebé sin remordimiento. “No me importa, déjalo ahí”, escribió uno de ellos, mostrando una total indiferencia. ¿Cómo es posible que dos jóvenes lleguen a ver la vida de su propio hijo como un problema que se puede desechar?
Tras la viralización del video, la madre de Lucio lo convenció de entregarse, pero su proceso estuvo marcado por la burocracia y la falta de acción de las fiscalías. Finalmente, la Fiscalía del Estado de México emitió órdenes de aprehensión por tentativa de homicidio y los jóvenes ya están detenidos. ¿Por qué las autoridades tardaron tanto en actuar y permitieron que el proceso fuera tan complicado?
Este caso no solo revela la crudeza del abandono, sino que expone profundas fallas en el sistema. Mientras el bebé lucha por su futuro, queda una pregunta urgente: ¿qué está fallando en nuestra sociedad para que algo así ocurra?


