
Durante una conversación informal con periodistas mientras se dirigía al Super Bowl en Nueva Orleans, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insinuó la posibilidad de imponer un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio provenientes de México. Aunque la medida aún no ha sido oficializada, sus declaraciones generaron incertidumbre en la industria siderúrgica mexicana y encendieron las alarmas en el sector comercial.
En respuesta, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, abordó el tema en su conferencia matutina, llamando a la calma y enfatizando que el gobierno mexicano esperará una confirmación oficial antes de tomar cualquier decisión. Sheinbaum también señaló que buscará entablar un diálogo con Trump para negociar una posible extensión de 30 días que permita abordar tanto este tema comercial como asuntos de seguridad fronteriza.
Este posible arancel llega en un momento clave, ya que recientemente ambos gobiernos habían acordado una tregua en la imposición de nuevas tarifas, en la que México se comprometió a reforzar el control sobre el tráfico de fentanilo y la migración. De concretarse la medida, se estima que el sector siderúrgico y metalúrgico mexicano, clave en la exportación a Estados Unidos, enfrentaría serias afectaciones, impactando costos de producción y competitividad.
Mientras tanto, empresarios y analistas advierten sobre el riesgo de que esta situación escale en una disputa comercial más amplia, lo que podría generar represalias y afectar la estabilidad económica entre ambos países. En los próximos días, se espera que la Casa Blanca aclare si las declaraciones de Trump fueron solo una advertencia o si efectivamente hay planes concretos para aplicar los aranceles.