
Este domingo 8 de diciembre de 2024, insurgentes sirios tomaron el control de Damasco, proclamando la caída del presidente Bashar al-Assad.
La coalición insurgente, liderada por el islamista Abu Mohamed al Jolani, anunció la “liberación” de la capital siria a través de la televisión oficial, previamente capturada.
Los rebeldes liberaron a prisioneros del régimen y solicitaron a la ciudadanía proteger los bienes nacionales. La ofensiva, respaldada por Turquía, se desarrolló durante doce días, culminando con la toma del palacio presidencial, que fue saqueado.
Ante la derrota, Bashar al-Assad y su familia buscaron asilo en Moscú, donde fueron acogidos por Rusia, país aliado que posee bases militares en Siria.
Moscú manifestó su preocupación por la seguridad de sus instalaciones estratégicas, aunque continuó con maniobras militares en el Mediterráneo y mantuvo contacto con las facciones opositoras, evidenciando su intención de preservar su influencia en la región.

