
Corea del Sur atraviesa una de sus peores crisis políticas recientes tras la declaración de la ley marcial por parte del presidente Yoon Suk Yeol.
La medida, que otorga control absoluto a las fuerzas militares, suspende las actividades del Congreso y justifica el despliegue de tanques en Seúl como un intento de “proteger la democracia”. Sin embargo, críticos nacionales e internacionales acusan a Yoon de violar la Constitución y militarizar la política en un acto sin precedentes.
El presidente ha señalado a la oposición como una amenaza interna, acusándola de conspirar con Corea del Norte, lo que ha intensificado la polarización política.
Mientras tanto, las manifestaciones ciudadanas enfrentan restricciones severas, y los medios de comunicación están bajo estricta supervisión gubernamental, limitando la transparencia y aumentando la incertidumbre.
La estabilidad política de la nación está en juego, mientras crece la presión interna y externa.