
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024 representan un punto de inflexión tanto para la política interna como para la economía global. En esta contienda entre Donald Trump (Partido Republicano) y Kamala Harris (Partido Demócrata), los resultados finales podrían no conocerse en la misma noche debido a factores como el voto por correo y márgenes de diferencia estrechos en los estados clave.
La Comisión Federal Electoral (FEC) establece que cada estado debe certificar sus resultados, proceso que puede prolongarse hasta el 11 de diciembre. Además, estados críticos como Pensilvania, Michigan y Nevada, con horarios de cierre de urnas y plazos de recepción de boletas por correo diferentes, podrían retrasar el conteo. En caso de resultados ajustados, el proceso podría extenderse, y una eventual impugnación de los resultados por parte de Trump generaría incertidumbre adicional.
Esta elección no solo determinará el rumbo de Estados Unidos, sino que tendrá implicaciones significativas en los mercados internacionales.
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