
Reynosa, Tamps.— El delegado de la Fiscalía General de la República (FGR) en Tamaulipas, Ernesto Cuitláhuac Vázquez Reyna, fue asesinado en una emboscada a plena luz del día, en una avenida concurrida, en un operativo donde no viajaba con escoltas y sí recibió un ataque con granada.
Alrededor de las 18:26 h, un comando armado lanzó una granada contra la camioneta en la que circulaba Vázquez Reyna sobre el Bulevar Miguel Hidalgo, lo que provocó que el vehículo estallara en llamas.
Sin poder moverse, el funcionario descendió y se arrastró. Fue entonces cuando una camioneta Ford Explorer blanca se acercó y lo ejecutó a tiros, rematando el ataque.
Cinco horas después, hallaron esa unidad abandonada en la colonia Jarachina, señalada como la del grupo agresor.
Sin Protección
A pesar de su cargo y amenazas latentes en la región, Vázquez Reyna no llevaba escoltas ni viajaba en la camioneta oficial blindada que tenía asignada.
Autoridades no aclararon si las versiones sobre escoltas fallecidos durante el atentado son reales; algunos testigos dicen que él iba solo.
Tras el ataque hubo bloqueos, disparos en colonias, robo de vehículos y artefactos ponchallantas en Reynosa, en un intento de impedir que fuerzas estatales y federales persiguieran a los responsables.
Apenas una semana antes, el 27 de julio, la FGR ejecutó un megacateo en Reynosa, donde decomisó 1.8 millones de litros de hidrocarburo, maquinaria industrial y vehículos vinculados al huachicol.
También destruyeron 23 vehículos blindados apodados “monstruos”, utilizados por el crimen organizado, como parte del combate logístico criminal.
Las declaraciones que encendieron la polémica
La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, desató la indignación nacional al declarar que muchas víctimas de violencia no fallecen por balas, sino por infartos, minimizando la crisis de homicidios por crimen organizado.
Este argumento provocó rechazo generalizado, especialmente en Tamaulipas, donde los hechos evidencian ataques estructurados y brutales como este.
Este ataque muestra una falla grave en protocolos de seguridad: un alto funcionario federal circula solo en un ambiente altamente hostil. La falta de escoltas y blindaje real plantea interrogantes sobre negligencia o filtraciones internas.
Por otro lado, el periodo también está marcado por operativos contundentes contra huachicol y logística criminal, lo que podría haber generado retaliación directa de cárteles como Los Metros, una célula activa del Cártel del Golfo en Reynosa.
El asesinato de Vázquez Reyna también revive críticas sobre discursos institucionales desconectados de la realidad: mientras Veracruz habla de infartos, el crimen organizado actúa con granadas, carros incendiados y tiros al estilo militar.