
El misterio del cuerpo hallado en una carroza fúnebre abandonada ya tiene nombre y apellido: Don Gabriel Ruiz Tarango, un albañil de la tercera edad, fue reconocido por su familia entre los cientos de cadáveres que el Crematorio Plenitud dejó apilados y olvidados como si fueran basura.
Sus seres queridos creían que ya había sido cremado. La Funeraria Latinoamericana les entregó una urna. ¿El contenido? Piedras, basura, mentira.
La foto que le dio la vuelta al país —un cuerpo en descomposición, dentro de una carroza polvorienta— era él. El mismo Don Gabriel. El mismo hombre al que ya habían “sepultado” simbólicamente… sin saber que seguía ahí, expuesto al abandono, sin dignidad ni respeto.
“¡Lo reconocí cuando lo vi tirado! ¡Ni siquiera lo colocaron con cuidado!”,
gritó entre lágrimas su sobrino, Pedro Ruiz.
El infierno tiene nombre: Plenitud
La Fiscalía confirmó que el cuerpo no fue cremado. Estaba ahí desde hace meses. Más de 380 cadáveres, en estado de momificación o putrefacción, fueron encontrados en ese sitio, en un escándalo que ya ha sacudido a todo México. Pero con este hallazgo, el horror dejó de ser colectivo y se volvió personal.
¿Y ahora qué?
- ¿Dónde están los dueños del crematorio?
- ¿Qué castigo merecen los que vendieron cenizas falsas?
- ¿Qué funcionario firmó los permisos para que esto sucediera?
Don Gabriel era un hombre de trabajo. De familia. Y así lo traicionaron.
¡Comente, comparta! No permita que esta historia se repita con otro nombre, con otro padre, con otra madre.

