
En una jugada estratégica que revela tanto urgencia como cálculo político, China anunció hoy un paquete de estímulo económico por más de 1 billón de yuanes —equivalente a 138 mil millones de dólares—, justo antes de iniciar conversaciones comerciales con Estados Unidos en Suiza.
El Banco Popular de China informó que se aplicarán recortes en las tasas de interés y se reducirán los requisitos de reserva bancaria para las instituciones financieras, con el objetivo de estimular el crédito, reforzar la liquidez y dar un empujón a sectores que muestran señales de estancamiento como el inmobiliario y el consumo interno.
Este movimiento ocurre a pocos días de que representantes de ambos países se sienten a negociar en un entorno tenso, marcado por los nuevos aranceles estadounidenses, la pugna por los semiconductores y la creciente desconfianza bilateral. Para muchos analistas, el anuncio busca enviar un mensaje: China no llegará débil a la mesa.
Aunque los mercados reaccionaron con prudencia y el yuan se fortaleció levemente frente al dólar, persisten dudas sobre si este impulso será suficiente para evitar una desaceleración mayor, especialmente en un contexto global inestable y con una deuda interna en aumento.