
Después de años encabezando rankings poco honorables, Ciudad Juárez por fin se sale del temido top 10 de las ciudades más violentas del mundo. De acuerdo con Guillermo Asiain, Coordinador de Indicadores de la Mesa de Seguridad y Justicia Ciudadana, la tasa de homicidios se redujo a 63 por cada 100 mil habitantes. En el último mes se contabilizaron 72 homicidios, una baja importante comparada con meses anteriores.
Además, hay señales de avance en la lucha contra la impunidad: el 13% de las víctimas ya tienen vinculación a proceso y el 14% cuentan con sentencias condenatorias. Aunque las cifras aún son altas, y los retos como el robo de vehículos y el secuestro siguen siendo urgentes, estos datos representan un pequeño respiro para una ciudad históricamente marcada por la violencia.
Más allá de las estadísticas, este cambio invita a la reflexión. ¿Qué sigue ahora para Juárez? ¿Podrá consolidarse esta tendencia o se trata solo de una baja temporal? Salir del top 10 no significa que todo esté resuelto, pero sí abre una ventana de oportunidad para fortalecer estrategias, recuperar espacios públicos y, sobre todo, reconstruir la confianza de una ciudadanía que ha vivido demasiado tiempo entre la incertidumbre y el miedo.
Es un paso, quizás pequeño, pero necesario. Y por una vez, es justo reconocerlo.

