
En un giro alarmante de los acontecimientos, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha revelado que su teléfono y correo electrónico personal fueron hackeados recientemente. Este ciberataque se produjo poco después de que el gobierno mexicano extraditara a 29 capos de la droga a Estados Unidos, incluyendo a figuras de alto perfil como Rafael Caro Quintero y los fundadores de los Zetas. Aunque Sheinbaum no ha confirmado una conexión directa entre la extradición y el hackeo, la coincidencia temporal ha desatado una ola de especulaciones sobre posibles represalias del crimen organizado.
La mandataria minimizó el incidente, señalando que su número de teléfono era de dominio público desde su campaña electoral y que el correo afectado era antiguo. Sin embargo, este suceso pone en evidencia la vulnerabilidad de las comunicaciones al más alto nivel del gobierno mexicano y plantea serias dudas sobre la eficacia de las medidas de ciberseguridad en el país. Cabe destacar que México lidera en América Latina en cuanto a incidencia de ciberataques, con un preocupante 35% de estos dirigidos a oficinas gubernamentales.
Este escándalo se suma a una serie de desafíos que enfrenta la administración de Sheinbaum, incluyendo la reciente exposición de un “rancho de los horrores” en Teuchitlán, Jalisco, utilizado por el Cártel Jalisco Nueva Generación como centro de tortura y exterminio. La presidenta ha exigido transparencia en la investigación, mientras que el fiscal general cuestiona la inacción de las autoridades locales.