
En una decisión que ha sacudido al país, la Cámara de Diputados aprobó una reforma constitucional que prohíbe el cultivo de maíz transgénico en todo el territorio nacional. Con 382 votos a favor y 88 en contra, esta medida, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca proteger las variedades nativas y la biodiversidad mexicana.
La reforma declara a México como centro de origen y diversidad del maíz, considerándolo un “elemento de identidad nacional” y alimento básico para el pueblo. Sin embargo, esta decisión ha generado un acalorado debate. Mientras Morena y sus aliados celebran la medida como un paso hacia la soberanía alimentaria, el Partido Acción Nacional (PAN) critica la falta de bases técnicas, advirtiendo posibles repercusiones económicas e inflacionarias.
Además, esta prohibición podría intensificar las tensiones comerciales con Estados Unidos. Analistas advierten que el veto al maíz transgénico podría desencadenar represalias comerciales, afectando una importación anual de aproximadamente 5,000 millones de dólares en maíz estadounidense.
La reforma ahora se dirige al Senado para su ratificación. Mientras tanto, el país se encuentra dividido entre la protección de su patrimonio biocultural y las posibles consecuencias económicas de esta controvertida decisión.