
El magnate tecnológico Elon Musk ha desatado una ola de indignación global tras ser captado realizando un gesto que muchos interpretaron como un saludo nazi durante la investidura del presidente Donald Trump. El controvertido gesto, que consistió en llevar la mano al pecho y luego extender el brazo derecho hacia adelante, ha sido ampliamente criticado y comparado con el saludo fascista.
Lejos de apaciguar las críticas, Musk avivó la polémica al participar, mediante videoconferencia, en un mitin del partido alemán de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). Durante su intervención, instó a los alemanes a “superar la culpa del pasado”, una declaración que muchos interpretaron como una minimización de los crímenes nazis.
Como si esto fuera poco, Musk fue fotografiado recientemente junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, una figura controvertida en la política internacional. Esta asociación ha generado aún más preguntas sobre las alianzas y posiciones políticas del empresario.
Estas acciones han provocado una avalancha de críticas en redes sociales y medios de comunicación, donde se cuestiona la ética y los verdaderos valores de Musk. Muchos se preguntan si estas conductas son reflejo de una ideología más oscura que hasta ahora había permanecido oculta.
En medio de la controversia, el primer ministro Netanyahu defendió a Musk, afirmando que estaba siendo “falsamente difamado”.
La comunidad internacional observa con atención estos acontecimientos, mientras crece la preocupación por la influencia de figuras poderosas que parecen coquetear con ideologías extremistas.