
En un esfuerzo por fortalecer la seguridad en la frontera norte, 500 elementos de la Guardia Nacional han sido desplegados en Ciudad Juárez en los últimos cuatro días. Este movimiento forma parte de una estrategia federal que contempla el envío de 2,620 agentes al estado de Chihuahua, de los cuales 1,650 serán asignados exclusivamente a la ciudad fronteriza. También se prevé la llegada de efectivos a Ojinaga y Puerto Palomas, aunque el número exacto aún no ha sido confirmado por las autoridades.
Los efectivos provienen de Yucatán y Nuevo León, y su arribo responde tanto a políticas de seguridad internas como a acuerdos internacionales con Estados Unidos, en particular a las presiones del gobierno de Donald Trump para reforzar las acciones contra el narcotráfico y la migración irregular.
Sin embargo, esta estrategia no es nueva. A lo largo de los años, Ciudad Juárez ha sido testigo de múltiples operativos similares, donde el aumento de presencia militar no siempre ha derivado en una reducción significativa de la violencia y el crimen organizado.
Si bien la llegada de estos elementos busca generar un impacto inmediato, la verdadera prueba será evaluar si esta medida consigue disminuir los índices delictivos a largo plazo o si solo representa un refuerzo de patrullaje sin cambios estructurales en la seguridad pública.
