Human Rights Watch (HRW) ha acusado a Israel de cometer actos de genocidio en Gaza al bloquear deliberadamente el acceso al agua potable para más de dos millones de palestinos. Entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, según un informe del organismo, Israel destruyó infraestructura hídrica esencial y restringió el suministro, condenando a miles a la deshidratación y enfermedades.
HRW señala que estas acciones forman parte de una estrategia calculada para exterminar a una población ya afectada por la guerra. Bebés y familias enteras se ven obligados a consumir agua contaminada, mientras el gobierno israelí niega las acusaciones, calificándolas de “infundadas”.
La privación de agua, un derecho humano fundamental, constituye una grave violación del derecho internacional y un acto que ha generado indignación global, resaltando la urgencia de una acción internacional para poner fin a esta crisis humanitaria.